Hoy 24 de mayo, celebramos los Dominicos y toda la Familia Dominicana la fiesta de la
traslación de los restos de Santo Domingo al interior de la actual
basílica de Santo Domingo. De ello nos habla ya el beato Jordán de Sajonia en
su obra sobre los Orígenes de la Orden de Predicadores.
Santo Domingo llegó a Bolonia en enero de 1218, donde Reginaldo de
Orleáns funda un convento en la iglesia de la Mascarella, que muy pronto
se quedó muy pequeño, trasladándose en 1219 a la pequeña iglesia de
San Nicolás de las Viñas, donde tuvieron lugar los dos primeros capítulos
generales de la Orden en 1220 y 1221.
En este convento murió Santo Domingo en 1221, siendo enterrado detrás
del altar de la iglesia de san Nicolás. Después de la muerte de santo Domingo
la iglesia de San Nicolas creció y se construyó un nuevo complejo conventual
entre 1228 y 1240. El área del ábside de la iglesia primitiva fue demolido y la
nave se extendió y creció dando como resultado la basílica de santo Domingo.
Los restos de santo Domingo fueron trasladados en 1233 desde su lugar inicial a
un sencillo sarcófago de mármol, situado en uno de las alas de la iglesia
para su devoción por los fieles. En 1267, los restos de santo Domingo fueron
reconducidos de nuevo, del sencillo sarcófago de mármol a su lugar actual, a
una capilla en la que se encuentra el Arca actual, con rica ornamentación de
Nicola Pisano, en la que han intervenido diferentes autores –entre ellos Miguel
Ángel-, a lo largo de cinco siglos.